Desafíos de energía y movilidad en España
El nuevo siglo, además de avances sociales y tecnológicos, ha traído cambios en el paradigma energético. Algunas agendas políticas nacionales e internacionales tienen como una de sus principales preocupaciones el cambio de modelo y la transición energética. Para afrontar los desafíos de energía y movilidad en España, se necesita un proceso firme y sostenido en el tiempo.
Junto con la implantación de los nuevos cambios, aparecen relatos sobre falsos peligros y desastres derivados de la nueva situación. Un caso en el que suele existir polarización es la clausura de las centrales nucleares y la implantación de energías renovables. La realidad es que la producción energética española no se está viendo perjudicada, puesto que las transformaciones se están realizando de forma ordenada.
Actualmente hay en España siete reactores repartidos en cinco centrales nucleares. Existe un acuerdo firmado entre las empresas gestoras, la Unión Europea y el Gobierno para su progresivo cierre entre 2027 y 2035. Su objetivo es desarrollar una mejor alternativa que pueda hacer frente a la demanda energética y a sus características. Históricamente la energía nuclear ha sido una de las principales productoras de energía, aunque el crecimiento de las renovables la está desplazando progresivamente.
La energía renovable va ganando terreno a la nuclear
En 2022 la potencia nuclear produjo el 20,3% del total de la energía nacional. Por su parte la energía renovable alcanzó el 42,2% del total, duplicando a la energía de origen atómico. El 11,6% procedió de la energía solar fotovoltaica o térmica, situándose en segunda posición en el campo de las renovables. Cabe destacar que durante los meses de julio y agosto del presente año la solar ha generado más energía que las eólica y la nuclear:
· En el mes de julio la solar generó 5.299 GWh, mientras que la nuclear y la eólica produjeron 5.123 y 3.384 GWh respectivamente.
· En agosto la solar se situó de nuevo en primer lugar con 5.140 GWh, por delante de la nuclear (5.012 GWh) y la eólica (4.325 GWh).
A estos datos hay que añadir el autoconsumo (no incluido en las estadísticas anteriores), y cuya potencia instalada casi supera los 6 GW. Estos datos de generación solar sorprenden ya que, como explicamos en el artículo de agosto, el verano no es idóneo para las placas solares.
La movilidad también se está transformando, aunque su complejidad hace necesaria la implicación de diversos elementos. Debe partirse de la base de que el vehículo es para algunas personas un símbolo de estatus y libertad, e incluso una herramienta imprescindible de trabajo. La implantación de vehículos eléctricos debe acompañarse con una infraestructura básica como la existencia de cargadores eléctricos suficientes y rápidos. Según un informe de Bloomberg de 2022, los vehículos eléctricos actuales representan un 0,2% de la demanda mundial de electricidad. En España se contabilizaron a finales de 2022 un total de 226.111 coches eléctricos,
Un 0,36% de los vehículos de España son eléctricos
En nuestro país, en 2022 la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) contabilizó 30,2 millones de automóviles en España, de los cuales 25,6 millones son turismos. Los vehículos eléctricos, por su parte, se cifraban en 109.831, de los cuales 92.729 son turismos. Por tanto, según los datos más recientes los vehículos eléctricos representan un 0,36% del parque nacional de vehículos, siendo la demanda eléctrica inapreciable en el conjunto. En este sentido, la movilidad eléctrica no está perjudicando la demanda eléctrica nacional, puesto que en 2022 la generación eléctrica produjo un superávit de 26.315 GWh.
Aunque las cifras desmientan un colapso de la red eléctrica, sí que resulta importante prever un escenario de crecimiento de los vehículos eléctricos, instalando puntos de carga suficientes a lo largo del país y aumentando la producción eléctrica de origen renovable para hacer frente a los desafíos de energía y movilidad en España, así como cumplir con la demanda necesaria.
La valentía para afrontar estos cambios es imprescindible, así como evitar volver al punto de partida cuando hay algún cambio social y político, como la reciente invasión rusa en Ucrania, que tensione el mercado eléctrico. Tampoco hay que olvidar algunos desafíos de fondo para el país, como la importancia de la autonomía energética, donde las características climáticas del país son excepcionales para las energías renovables. Y en especial la energía solar, debido a la gran cantidad de horas de irradiación solar. La actual década será una importante toma de pulso para medir si España y el resto del mundo está preparada para los desafíos energéticos venideros.